«Lo que sucedió es que empecé a compartir muchos shows con amigos; a veces me invitaban a mí, otras venán ellos a los míos.» Palabras más, palabras menos, esa fue la base sobre la que María José Demare le fue dando forma a su nuevo álbum de dúos, Autora, que presenta en La Usina del Arte. «A la primera que llamé fue a Adriana (Varela), porque el tema ya lo habíamos hecho alguna vez; y a partir de ahí, con Daniel Vila fuimos pensando en otros nombres», completa.

La oferta es tan variada en nombres -Ligia Piro, Rubén Rada, Cacho Castaña, Luis Salinas, Raúl Lavie, Julia Zenko, Marian Farías Gómez, Javier Calamaro y Florencia Peña, entre otros- como en los géneros que Demare transita a lo largo de los 15 títulos del disco. «En cada caso, era importante que quien abordara la canción sonara creíble, como resultó Javier para La diabla, que habla de un travesti, o Florencia paraVestida para matar, que necesitaba de alguien que jugara la historia para el lado de la comedia, tratándose de una historia que nos es común: eso de la mina por la que todos mueren cuando está en escena, pero que en su casa más de una ves está hecha una piltrafa», explica.

En esa línea la colaboración de Piro va por el lado de la bossa, la de Rada y Salinas por el del bolero, en Somos cobardes, y la de Lavíe por el de Por qué te quiero tanto, una especie de oda a la Argentina. «Tengo una canción para cada tema», dice Demare, que agrega que todo lo que la inspira a escribir tiene en su esencia algún elemento que la afectó o que la afecta de algún modo. Aún en aquellos casos en los que la relación sea directa. «Que no me haya pasado lo que cuentaSomos cobardes no quiere decir que alguna vez no haya soportado más de lo necesario antes de decir basta», aclara la cantante, que no exhibe reparos para confesar que alguna vez también ella fue una mujer golpeada.

¿Le ponés límites a la exposición de tu intimidad?

No, no me importa. Cuando canto, en Este grito de mi alma, «ese orgasmo que fingimos», sé lo que estoy diciendo. Sería estúpido negar que lo haya hecho; todas las mujeres en algún momento lo hacemos. Si sabés que eso no va a volver a pasar, a veces, para evitar un mal momento, acortás esa situación casi por compasión. Igual, la canción no habla de eso, sino de lo que no nos animamos a vivir, de ese beso que no nos dimos, de eso que no te dije que pudo haber cambiado la historia. Estamos llenos de historias de ese tipo.

¿En algún momento cantar esas historias una y otra vez se te vuelve rutina? 

No. Nunca canto igual. Soy feliz cantando. Siempre canto con ganas. Cuando lo hago, cada vez más me voy a un lugar que está en otro plano, en el que suelto todo lo que llevo dentro. Antes controlaba mucho lo que pasaba en el escenario, ahora cada vez más estoy todo el tiempo en ese lugar de placer, sin esperar el resultado. Y siempre es bueno.

¿Cómo toma el público esos cambios y esa amplitud de estilos?

El público, que no joda. Si eso es un problema, es de ellos. Todo es parte de una misma persona. Yo no empecé a cantar tango a los cinco años. Un día estaba en Francia, escuché a Goyeneche, en un bar, y me puse a llorar. Fue como un mensaje, que también apareció una vez mientras etaba meditando. Además, tengo que hacerme cargo del apellido que llevo, que vengo de esa historia. Pero yo no soy tanguera, tampoco rockera; yo soy así.

María José Demare presenta Autora, con artistas invitados, el martes 8 a las 19 horas, en La Usina del Arte, con entrada gratuita.